31.7.10

Un mal cuento de amor

Los tres dioses estaban reunidos a la luz de una vela, en torno a la pequeña mesa. Se sentaron cada uno en su cojín en el suelo, y el piso de viejísima madera crujió sonoramente. Las paredes de tejo vibraban por el viento de la noche, las puertas y ventanas de finísimo papel de arroz temblaban empujadas por el aliento de los cielos.

- Quiero un alma nueva - dijo el dios de la Muerte. - Dámela.

- ¿Por qué tendría que dártela? - replicó el Tiempo. - Ya he perdido bastantes últimamente...

El dios de la Muerte dejó la espada rectísima junto a sus caderas, apoyada en el grueso tablero de madera leñosa. Tomó la diminuta tacita y dio un trago antes de contestar:

- Me debes varias. Hay muchos que debían habitar ya en el reino de la Muerte y te los he entregado, postergándolo.

- Ninguno llegaría a tus dominios si yo no los condujera - contestó el Tiempo, irritado.

El dios de la Muerte se rascó la cabeza bajo el casco emplumado y resopló:

- En los últimos tiempos cada vez te retrasas más y más... cada vez los erosionas menos... Y todo eso es así sólo porque yo te lo consiento, así que toma a alguno de tus malditos vivos... ¡y tráemelo!

El dios del Tiempo, consciente de la verdad de las palabras, cabeceó resignado unos minutos y luego sugirió:

- ¿Podemos hacer un pacto? Déjame que te entregue unos vivos... Son menos valiosos para ti, pero también para mí... Así no salgo perdiendo...

La Muerte miró al techo, a las antiquísimas vigas cruzadas bajo el techo de mimbres trenzados. Se rascó la barbilla, meditabundo, y cuando se incorporó para dar una respuesta todo el cuero de su armadura resonó con un crujido.

- Hoy me siento generoso, y por ese motivo consentiré. Pero dime, ¿cómo vas a matar a alguien en vida, esta vez?

El Tiempo, satisfecho por la respuesta, sonrió con suficiencia y miró hacia una de las puertas correderas, que se abrió sonoramente.

- Entra - ordenó.

...y aquella mañana, ella le dijo que se marchaba para siempre. Y desde entonces nunca más volvió a sentirse vivo por dentro. Desde aquel día...

- El dios del Amor... - consintió la Muerte.

- Hace incluso un mejor trabajo que yo - sonrió el Tiempo.

...en ese minuto, murió un poco por dentro. Y aunque vivió por largos años, en su interior estaba muerto ya.

6 comentarios:

  1. No estaba muerto. Pensaba que estaba muerto, pero sólo estaba herido, de gravedad, vale, pero herido. Un día, quizás años después, se despierta y se da cuenta de que respira, de que siente y, si en ese momento no siente, se da cuenta de que quiere volver a sentir.

    Un día se da cuenta de que está vivo porque quiere volver a vivir. No será como antes, quizás pierda inocencia, quizás no sea tan "bueno", quizás no se entregue tanto o quizás se proteja más. Pero vive.

    (Jo, éste me ha llegado... :-$). Besos!!

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  2. Javier, es un cuento muy bien logrado.
    Me parece que vas hilando la "negociación" entre ls dioses de tal manera que resulta fluída, pero sembrado curiosidad sobre su final.
    El desenlace tambien me gustó, le da un giro a la historia, la humaniza, la hace terrena y por eso el lector logra identificarse con el relato.

    Bien hecho, Cielo! No me parece barato.

    Un beso

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  3. Eres un crack.
    Sólo hay una cosa que no entiendo: Dices que hay tres dioses reunidos en torno a la mesa, y sin embargo sólo hablan el de la Muerte y el Tiempo hasta que aparece el dios del Amor al otro lado de la puerta. ¿Quién es el tercero que estaba sentado a la mesa al principio?

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  4. Vaya Vicky, es la primera secuela improvisada que hacen de un cuento mío... ¡Muy bien! Aunque debes tener en cuenta que, incluso aun siendo como tú lo cuentas, para ese momento del que hablas el dios del Tiempo habrá hecho su trabajo y pronto le llegará el turno al dios de la Muerte, así que... es difícil.

    Me alegro que te llegase, ¿en serio? bsts

    ¡Me alegro de verte por aquí, Tani! No pensé que pudiese crear curiosidad... realmente deseaba que resultase poco alentador... ¿Entonces no es barato? jeje :) gracias, ¡besos!

    Pues es una historia F.. Verás, yo concebí el cuento de tal manera que un tercer dios, de la Vida, participase en la acción... Luego, según escribía, me di cuenta de que la Vida poco tiene que negociar con el Tiempo y la Muerte, así que decidí omitir su intervención. Sin embargo, no me pareció que tuviese que eliminar su presencia, de modo que permaneció allí como un dios espectador.
    Me alegro que te gustase.

    ¡saludos!

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  5. Te pasaste con el cuento... me parecio muy lindo.

    El dios del Amor.


    Es genial

    besos

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  6. Gracias por visitarme Piantada, me alegro que te gustase.

    besos.

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Háblame.